No existen métodos milagrosos. Lo primero es limpiar con cierta periodicidad, y tener claro como proceder con cada tipo de material. El acero inoxidable es un metal duradero y resistente, que facilita en gran medida la labores de limpieza. Está muy presente en nuestras cocinas, así que vamos a darte el truco definitivo.
Según los expertos, el mejor modo de mantenerlo limpio, es pasarle cada día una bayeta de microfibra con agua caliente y jabón. Para las manchas más incrustadas, puedes servirte de una esponja, pero es imprescindible no usar lejías o limpiadores de polvo potentes. Estos podrían dañar la superficie.

En caso de que aún queden huellas, puedes utilizar limpiacristales, pero hagamos lo que hagamos, es importantísimo secar bien la superficie.
Si lo que queremos es devolverle el brillo, también hay métodos sencillos, rápidos y económicos para hacerlo. Se comercializan ceras especiales para este objetivo, aunque un poco de aceite de oliva, puede cumplir la misma función. Esperaremos durante 30 minutos y lo retiraremos con otra bayeta húmeda o papel de cocina.
Esperamos haberte ayudado, y no olvides compartirlo con todos tus contactos.